Ahora dilo con tus propias palabras

La búsqueda en Google de «trepidante thriller» arroja un saldo de 14 300 resultados

Hace unos días publiqué un artículo en el que criticaba la falta de imaginación de algunos autores autopublicados a la hora de promocionar sus obras. Esa falta de imaginación tiene como consecuencia inmediata la falta de originalidad y, por qué no decirlo, la falta de respeto con uno mismo. El mecanismo que permite esta autolesión es el que baja el listón que uno se suele poner, normalmente alto o muy alto, para no adentrarse en terrenos ajenos tanto como para perder de vista la linde.

Esa falta de originalidad que afecta de forma tan visible y dramática a la promoción de las obras está muy presente también en el contenido de esas obras.

Es muy fácil para un autor novel, dejarse seducir por la comodidad de las frases hechas, de esos lugares comunes donde ya se acumula el olor a humanidad de tantos y tantos escritores hacinados en ellos.

Un lugar común estereotípico entre los escritores noveles es ese «trepidante thriller» que muchos de ellos creen haber escrito. Y que no pocos de ellos utilizan como «fórmula original» para promocionar sus obras.

Ahora dilo con tus propias palabras

Tren con destino a la estación de «lugares comunes» al que intenta subirse una turba incontrolada de escritores noveles.

Otro lugar común muy visitado es «como alma que lleva el diablo«. Son tantos los personajes de autores noveles que corren como alma que lleva el diablo, que es raro no cruzarse con alguno por la calle aunque solo salgas a comprar el pan.


Ahora dilo con tus propias palabras

Testimonio gráfico de la primera alma que huyó del diablo corriendo y, por lo que parece, excrementando.

A veces es tal el afán por el uso y aprovechamiento del trabajo ya realizado por otros (y aprovechado también por otros hasta el tuétano), que la mirada y el juicio del novel se velan y le impiden ver con claridad que esa expresión que tan merecedor de elogio le hace sentir, solo es nueva para él.


Ahora dilo con tus propias palabras

La búsqueda en Google de «silencio sepulcral» arroja un saldo de 199 000 resultados. No todos están relacionados con novelas, obviamente, pero da una idea de lo habitual de esa expresión.

Otra expresión bien posicionada en el altar de los lugares comunes es el «silencio sepulcral» en el que, siempre según los autores, sus personajes evolucionan aunque no se encuentren ni de lejos en una situación de silencio comparable a la intensa escalofrialdad de estar de noche a solas en un sepulcro abandonado. Una vez más es preciso mover este sillón en el que tan cómodamente se arrellanan tantos y tantos escritores.

Ahora dilo con tus propias palabras

Imagen inédita del sepulcro donde se produjo el primer «silencio sepulcral» de la historia de la literatura.

Desde luego, nada impide que se usen ad eternum estas y otras expresiones tan manidas, pero alguien tenía que decirlo (otra vez), porque se siguen usando con base en la falsa creencia de que todavía significan algo original.

Si alguna vez has sucumbido a la innegable accesibilidad de los lugares comunes, te recomiendo, que avives tu imaginación, que busques tus propias palabras para construir tus propias novelas, que busques tu propio estilo, porque solo al final de ese camino encontrarás a sus lectores.

Dilo con tus propias palabras.

Si te ves demasiado cómodo en los lugares comunes, pero quieres dejarlo y rehabilitarte como escritor, escríbeme desde este formulario y hablemos.

Dilo con tus propias palabras

© Víctor J. Sanz