El tiempo en narrativa debe ser constanteUn tic de escritor novel es el de lanzarse a la redacción de la novela sin haber sentado las bases mínimas de lo que será su relato, su historia. Uno de los primeros y más visibles afectados de este tic es el tiempo de la acción. El tiempo en narrativa ha de ser una constante y no puede ser alterado sin un buen motivo. Veamos uno de los problemas más frecuentes que supone descuidar este asunto. 
Por lo que al tiempo en narrativa se refiere, sentar las bases, solo quiere decir tener muy claro cuál va a ser el tiempo de la acción, y cuál va a ser la voz narradora, su tono, su registro y el tiempo en que se refiere a los hechos narrados.
Es mucho más frecuente de lo que podamos creer encontrarse con textos en los que el narrador parece no tener claro esto del tiempo en narrativa, y mezcla tiempos verbales con increíble facilidad. Son textos del tipo:

Su oficina era un desastre, todo estaba desordenado, roto o ambas cosas. Cuando llega, abre la puerta y pasa con cuidado para no tropezar con nada…

En la primera frase, el autor narra en pasado. En la segunda se pasa al presente. No son muchas las circunstancias en que algo así puede estar justificado. Por lo general, estos saltos de tiempo en narrativa solo provocan confusión en el lector.
Toda situación debe tener su propio tiempo y este ha de ser constante. Nada tiene de extraño que, en una narración en tiempo presente, el narrador introduzca una analepsis (flashback) para contar hechos pasados. Por lo que es lógico que, en ese fragmento, utilice el tiempo pasado, y solo el tiempo pasado. Y así debe ser hasta su vuelta a la narración en tiempo presente.

El tiempo en narrativa debe ser una constante. Vigila los tiempos en que tu narrador conjuga las acciones. Clic para tuitear

También puede ocurrir que el narrador nos relate hechos pasados, pero desde un tiempo presente del que también narra hechos; lo cual dará como resultado que mientras refiere acciones de los personajes, esas acciones que tienen lugar en el tiempo pasado, lo haga utilizando verbos conjugados en tiempos de pasado; y, al mismo tiempo, cuando se refiere al momento presente de los personajes, lo haga utilizando verbos conjugados en presente. Veamos un ejemplo:

En aquellos días, Elena no sabía nada de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, ¡nada! Y ahora, sin embargo, no pierde detalle de cuanto la rodea.

Como puede apreciarse, este cambio de tiempos verbales no rompe la constante del tiempo en narrativa, sino que muestra dos constantes de forma casi simultánea. De un lado, la constante del tiempo pasado y, de otro, la constante del tiempo presente; pero ambas independientes y constantes.
Vigila a tu narrador de cerca. Vigila que conjugue los verbos en los tiempos que cada escena requiera. Haz que respete la constante que debe trazar el tiempo en narrativa y estarás respetando a tu lector.