Formas de presentar los personajes de tu novela: el lenguaje corporal >>
La que presentamos hoy es una de las formas más sutiles pero también más difíciles de poner en práctica para los escritores noveles. Hoy hablaremos de la forma de presentar los personajes de una novela mediante su lenguaje corporal.
En un producto audiovisual, el lenguaje no solo tiene otra consideración, sino que resulta mucho más potente y fácil de usar y, además, puede llegar a salirse incluso del campo de competencias del escritor; pero cuando hablamos de lenguaje corporal de los personajes de una novela, la cosa resulta bien distinta.
Si visualizamos el texto de una obra de teatro, el lenguaje corporal viene casi siempre marcado en las acotaciones por el autor y en una novela no ha de ser muy distinta la forma de referirse a ello. Tanto si va incluido en un párrafo narrativo, como si va dentro de la acotación de un diálogo, toda referencia al lenguaje corporal debe hacerse con suma precisión y de forma totalmente inequívoca para que tenga el resultado deseado.
Desde luego, no resulta un buen uso de estas referencias al lenguaje corporal el hecho de incluirlas en todas y cada una de las acotaciones, al contrario, dosificarlas adecuadamente puede tener efectos amplificados en el lector. Para mostrar, por ejemplo, un personaje que resulta amenazador para los demás personajes, el autor no puede estar refiriéndose a un gesto que represente esa amenaza cada vez que el personaje abre la boca, pero bastará con que lo utilice en el momento adecuado para que el lector siempre mire del mismo modo a ese personaje hasta que se le diga lo contrario o el contexto sea suficientemente explícito de otra consideración.
Además de las circunstancias propias del personaje, el autor también podrá manejar otros elementos circunstanciales como son los demás personajes y las situaciones por las que pasen, para explotar adecuadamente toda referencia al lenguaje corporal.
Decía al principio que es un arma muy sutil pero eso no quiere decir que el lector no vaya a recibir el mensaje, sino que ese mensaje puede llegarle de forma inadvertida y más disimulada. Por el mismo motivo es una de las formas de más difícil uso por los autores noveles.
También se puede practicar el lenguaje corporal sugerido. Es aún más difícil de materializar, pero puede llegar a sugerirse cierto lenguaje corporal al lector, mediante signos de puntuación, especialmente los puntos suspensivos, pero también las interrogaciones. La forma en la que un personaje hace una pregunta o deja algo en el aire puede ser muy representativa de cómo lo está diciendo, de qué gesto o postura tiene al decirlo. Por ejemplo, una pregunta formulada con demasiada precaución cuando aparentemente nada lo justifica, puede conseguir que el lector se imagine al personaje con las cejas arqueadas o con una mirada taimada y sabedora de antemano de la contestación que recibirá, matices que dependerán casi por completo del contexto de la escena.
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