Formas de presentar los personajes de tu novela: Lo que callan
Hoy traigo una nueva entrega de la serie dedica a las formas de presentar los personajes de la novela ante el lector. Y no solo la presentación propiamente dicha, sino la caracterización y aquello por lo que seguramente los recordará mejor y los seguirá con más interés.
He hecho propuestas para hablar de nuestros personajes al lector por lo que visten, por sus reacciones, por sus gestos, por sus ideas, por lo que hacen, por lo que dicen…, pero vamos a pararnos hoy a ver cómo definir a nuestros personajes por lo que callan, y qué provecho le podemos sacar.
Las acciones descritas y en las que se ve envuelto nuestro personaje definen por sí solas su personalidad, tanto si tiene una reacción a ellas como si aparentemente no la tiene y guarda silencio.
Si nuestro personaje guarda silencio ante, por ejemplo, una amenaza clara y directa, estamos reduciendo las posibilidades sobre su verdadera personalidad a unas pocas opciones, entre las que parecen las más probables que se trate de un auténtico cobarde, o que se trate de alguien frío y calculador que prepara una respuesta más contundente incluso que la propia amenaza.
Si nuestro personaje guarda silencio ante, por ejemplo, una acusación de infidelidad por parte de su pareja, puede estar ocultando algo aún mayor que lo reprochado, tanto si tiene que ver con una infidelidad como si tiene que ver con otro asunto aún no desentrañable.
Lo interesante de lo que callan nuestros personajes es que permiten conducir al lector hasta el dilema de dos alternativas fuertes e igualmente creíbles y defendibles sobre las que mantener su interés. Tal vez sea por el deseo de comprobar si el autor lo resolvió de la misma forma en que él lo hubiera hecho, tal vez sea por la mera necesidad de ver resuelto ante sus ojos un enigma, o tal vez por ver, después de todo, la reacción de cada uno de los personajes implicados y compararla con la que hubiera sido su propia reacción ante una circunstancia semejante; pero lo cierto es que en lo que los personajes callan encontrará el escritor una buena herramienta para generar y mantener la atención y el interés de los lectores.
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Ni que decir tiene que el silencio de un personaje ante situaciones como las de los ejemplos ha de estar bien justificado y perfectamente integrado en el curso narrativo del relato sin que su primer ni más importante efecto sea una clamorosa sensación de fraude en el lector.
© Víctor J. Sanz
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