Poner el acento a la ortografía. No deberíamos dejarnos llevar por la permisividad de las redes sociales para con una lengua mal escrita, es necesario poner el acento en la ortografía.Un texto bien escrito es un regalo, y lo sabemos por lo que supone cuando está mal escrito, que viene a ser como un insulto, un grito, un mal aliento de nuestro interlocutor.

A pesar de todo lo que se ha insistido en algunos casos concretos, seguramente por ser los de uso más generalizado, hay gente que insiste todavía más en no atender las indicaciones de la Real Academia; dejando el concepto ‘tozudez’ en verborrea de infantil arrogancia.

No deberíamos dejarnos llevar por la permisividad de las redes sociales para con una lengua mal escrita, es necesario poner el acento en la ortografía.

Es justo decir que, lo que a todo el mundo le es exigible: esa corrección en la escritura, para un escritor es una espada colgando de un hilo sobre su cabeza.  Y no me quedo en decir tan solo que «es de obligado cumplimiento», voy más allá, mucho más allá, para un escritor, la corrección en la escritura es parte de sus obligaciones profesionales para con el lector; pero también y en tanto que vehículo de la educación, el escritor debe enseñar a otros esa corrección en la escritura. Es una enseñanza sorda, pero no ciega; intuida, no explícita; entre líneas, no subrayada. Lo bien escrito, bien se lee y, por supuesto, bien se aprende.

La Fundación del Español Urgente (FUNDÉU), publicó hace tiempo unas «Novedades de la Ortografía» que, según lo que se puede leer en muchos sitios, no se ha consultado lo suficiente o con la suficiente atención. Esto es muy frecuente en las redes sociales, que a veces no son sino mercadillos de ocasión donde muchos no pierden ocasión de liarse a palos con tildes, bes, uves y no se sabe cuántas víctimas más. ¿Por qué las redes sociales les parecen a muchos un lugar donde ‘no importa’ escribir bien o mal?, ¿a qué viene tanta permisividad con la lengua?, me temo que cualquier día empezaremos a dejar de entendernos y proliferarán diccionarios de todo tipo para entendernos entre nosotros. Nos habremos convertido en bárbaros, cuyo origen está, como tantas cosas, en Grecia. Para los antiguos griegos, los extranjeros que no hablaban griego todo les sonaba a bar, bar, bar.

Entre las «Novedades de la ortografía» publicadas por Fundéu, a muchos dolerá encontrar la entrada referida a la palabra «solo», para cuya grafía queda desaconsejada la tilde, y se recomienda en su lugar el uso de «solamente» o «únicamente». O la dedicada a los préstamos (extranjerismos adoptados) para los que se reclama una adaptación o bien de la pronunciación o bien de la grafía. Ejemplo, si escribes «banjo» (instrumento musical), no pronuncies «banyo». La RAE prefiere esta última grafía.

Descarga aquí las «Novedades de la Ortografía» publicadas por Fundéu.