‘The following’, engañando al espectador >>
¡Atención!, contiene spoiler.
Una de las máximas aspiraciones de toda buena obra de ficción que se precie debería ser cautivar la atención del destinatario (lector, espectador…) y provocarle cierto grado de sorpresa. Pero la sorpresa es una línea muy delgada al otro lado de la cuál se encuentra el vasto territorio del engaño y las malas artes.
Cuando en una historia (novela, película o serie), se ocultan al destinatario datos importantes de la trama con el fin de «dar una sorpresa» es muy fácil caer en el otro lado de la línea. Esto es lo que le ocurre a la serie de televisión The following, que buscando esa sorpresa se han caído de bruces más allá de la delgada línea.
Del mismo modo que resulta ocioso (y engañoso) dar, durante la historia, antecedentes de hechos que finalmente no ocurren; constituye también un engaño de grueso calibre no dar ni la más mínima sugerencia de hechos que sí tienen lugar y que además forman el núcleo de un giro argumental trascendente.
Si este giro argumental lo protagoniza un personaje del que solo se han suministrado al lector/espectador datos positivos y ni una sola sombra de duda, el hecho de mostrarlo de repente como alguien esencialmente malo, no es sino un vil engaño que juega con la esperanza del lector/espectador de formar parte de la historia en algún momento. Técnicas sucias como esta solo pueden causar rechazo en los espectadores, sino de forma inmediata sí a la larga.
En el uso de esta técnica sucia contra el espectador, los guionistas de la serie «The following» abusan en cada capítulo de la primera temporada. Presentan a personajes netamente buenos que, sin venir a cuento, es decir, sin antecedente (por sutil que sea), se convierten en malos o, se revelan como malos justo cuando se necesita un giro argumental interesante.
Darle al espectador la oportunidad de anticiparse a ello, de descubrir por sí mismo esa línea de la trama, es lo mínimo que se le puede exigir a una obra de ficción. Todo lo demás son engaños y malas artes.
Gracias a este engaño, la serie The following ha quedado al nivel de las películas de terror de serie B cuyo más exitoso recurso sea el de mostrar un rostro horrible al tiempo que suben el volumen hasta niveles insoportables. La sorpresa por la sorpresa, el susto por el susto, deja las obras de ficción muy cerca de la basura.
Víctor J. Sanz
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