Es un poco largo, pero tenéis que leerlo. ¿Quién no ha leído alguna vez esta frase? Un amigo, un contacto o tal vez un perfecto desconocido (esta tercera opción es, gracias a las redes sociales, la más usual), nos envía o comparte con nosotros un documento, por lo demás extenso, con la propuesta, ruego, casi orden, de que tenemos que leerlo. Y tenemos que hacerlo aunque sea un poco largo porque «es muy bueno» o «es buenísimo».
Bien, antes de nada más debo decir que lo primero que hago es borrar, eliminar o, si no puede ser ninguna de las dos cosas, pasar por alto y obviar el mencionado texto.
«Es un poco largo, pero tenéis que leerlo» es una frase que antecede casi con toda seguridad a un documento que carece por completo de interés.
¿Por qué?, muy sencillo. La advertencia que precede a estos envíos describe, a mi modo de ver, un detalle del «enviante» que me hace sospechar acerca de la calidad o el interés del texto en sí. Quienes así se disculpan de antemano por compartir una lectura no merecen mayor tiempo ni atención. ¿Consideran acaso una carga leer?, o ¿simplemente se trata de que consideran que con esa lectura nos harán perder el tiempo? En ambos casos parece obvio deducir que haríamos mal en tomar el criterio del «enviante» como una referencia fiable. Es decir, podemos pensar que lo que le mueve a enviar el texto es que lo considera de interés, pero cosa bien distinta es que el interés del «enviante» coincida con el del destinatario. ¿Cuántas veces no hemos dedicado tiempo y esfuerzos a un trabajo ajeno basándonos en la valoración que del mismo hace una legión de desconocidos? «Tienes que ver esta película, todo el mundo habla de ella y a todos gusta». Las películas que responden sin resquicio de duda a este patrón son tan pocas que se podrían contar con los dedos de una mano de empleado de aserradero.
Para estar prevenidos es bueno saber reconocer este tipo de envíos ocultos, en ocasiones, bajo otro tipo de advertencia/disculpa, como por ejemplo: «Es un poco largo, pero merece la pena leerlo». En serio, si leerlo es una pena, entonces no la merece, está claro. Además, ¿qué debemos entender por «un poco largo»?, es «un poco largo», ¿comparado con qué?, a saber qué longitud tendrán los textos que envía alguien que procede así. Quien pretenda generar interés en los demás utilizando este tipo de entradillas a buen seguro no está ofreciendo un material de calidad, ni parece probable que lo que ofrece contenga un mensaje que merezca la pena ser oído o leído.
Todo depende de la calidad de quien lo recomienda y lo que parece evidente es que si el texto (o lo que sea) es bueno y «merece la pena», una advertencia/disculpa previa no aumentará su calidad pero sí puede disminuir el interés por él.
Pues sí, totalmente de acuerdo. Hay cosas (demasiadas) en las redes sociales que resultan cansinas e invitan al rechazo. Si un mensaje llega con esa presentación, o me coge de muy buen humor o me lo salto directamente. Demasiada información como para perder el tiempo.
Muy bueno (certero) y no demasiado largo (conciso). Hoy encontramos demasiada información, demasiadas lecturas, demasiado… Qué sentido tiene una actualización de información cada media hora en un periódico? Quién es capaz de asimilar esa cantidad de material verdaderamente?
Si leo algo, es como dices, importa mucho quien lo ha compartido y también si en ese momento me apetece leer algo raro. Esa frase en sí es una especie de promesa unida a un «call to action». Como bien dices, me fijo en quién lo comparte antes de leerlo. Con todo, Facebook no es un buen espacio para pegar textos largos. La excepción ocurre en los comentarios de una discusión, porque ahí la gente involucrada se suele leer. Pero aún en estos casos creo que es convenientes hacer muchos cambios de párrafo y tratar de sintetizar lo mejor posible lo que queremos transmitir.