(III) Errores comunes de los escritores noveles >>
Hoy traigo la tercera entrega de esta serie de Errores comunes de los escritores noveles, donde intento prevenir a las plumas primerizas de aquellos errores que les acechan desde cualquier recodo de su camino.
7) Atento, que te voy a asustar. Un error incomprensiblemente frecuente es ese en el que incurre el autor novel cuando intenta que lo que ha escrito le quede claro al lector aunque sea por vías en absoluto recomendables. Cuando la inseguridad sobre su trabajo lleva al autor novel a explicar al lector lo que ha escrito, se producen situaciones realmente curiosas. Imaginemos a un autor de terror que intenta construir una escena con la que espera una gran producción de carne de gallina. Después de la escena en cuestión, se dirige directa e inexplicablemente al lector para decirle: «Esto ha sido un SUSTO. Pero un SUSTO en mayúsculas». No sabe uno ya si el autor es del género de terror o es un autor terrorífico; pero lo que sí parece claro es que está faltando al respeto al lector y que puede estar convirtiendo su obra al género de la comedia y a él mismo en su protagonista.
Errores de escritores noveles. Error n.º 7: Atento, que te voy a asustar. Clic para tuitear
8) Por sus conocimientos los conoceréis. Otra tentación a la que sucumben muchos autores noveles es la de mostrar al lector cuánto conocen y cuánto dominan una área concreta de conocimientos. Ya sea por haber cursado estudios superiores de la materia en cuestión, ya se como fruto de un concienzudo y profundo periodo de documentación, el autor novel se haya en posesión de una serie interminable de datos precisos que está deseando exhibir ante el lector. La impaciencia, o quién sabe si cierto afán de superioridad, le llevan a verter en su narración todos esos conocimientos. En sí mismo este vaciado intelectual no es un problema, sino que este viene cuando el autor se olvida de que está en mitad de una narración literaria y adopta el modo libro de texto: se hace un hueco entre los personajes y, adoptando la voz del narrador, o ni siquiera eso, suelta su parrafada cargada de datos, por lo demás, inservibles al progreso de la historia que narra. Cualquiera puede darse cuenta de esto porque se produce un escalón insalvable entre un tipo de narración y otro, pero también porque, más allá de las consideraciones lingüísticas, en la mente del lector surge con fuerza una pregunta: ¿y esto, a qué viene? No dudo que sea información de gran interés, pero ninguna información, por interesante que sea, merece absorber el protagonismo por encima de la trama y de los personajes. Por lo tanto es recomendable verter la información precisa, y solo la precisa, en el torrente narrativo, ya sea por boca del narrador como por boca de alguno de los personajes, y esto solo en el caso de que esa información entre al servicio del progreso de la narración hacia su desenlace y no al de alimentar el ego del autor.
Errores de escritores noveles. Error n.º 8: Por sus conocimientos los... Clic para tuitear
9) Lee tú, que yo no tengo tiempo. Solo una cosa explicaría que un autor cometa ciertos errores en sus trabajos, y es la falta de una lectura crítica de los mismos. Y a veces, no es que no hagan esa lectura crítica, sino que ni siquiera se molestan en hacer una lectura simple. Escriben deprisa e intentan, más deprisa todavía, vender su trabajo a los pobres e incautos lectores que se cruzan en su camino. No se toman un tiempo para revisar su obra porque, al parecer, son infalibles en la escritura. O bien es porque creen eso o bien, y esto es lo más común y más grave, porque el lector les importa lo mismo que la más miserable de las inmundicias. Un autor nunca debería pedir a un lector que le dedique varias horas de su vida a leer un trabajo para que el que él ni siquiera se tomó la menor molestia en hacer medianamente bien.
Errores de escritores noveles. Error n.º 9: Lee tú, que yo no... Clic para tuitear
Ver todas las entradas de: «Errores comunes de los escritores noveles»
Comprar el libro «Errores comunes de los escritores noveles y cómo evitarlos», donde encontrarás muchos más errores y consejos.
© Víctor J. Sanz
Los aprendices de brujo seguimos reconociéndonos. Muy bien expuesto, como de costumbre. Aunque no estoy estoy de acuerdo con el punto nueve…
Hola, Paco:
Muchas gracias por la visita y el comentario.
Muy hábil con tu «…no estoy estoy de acuerdo con…», jajaja, pero los que te leemos asiduamente sabemos que hace mucho tiempo que superaste eso, si es que alguna vez te ocurrió.
Un abrazo.