Cinco cosas que no les permitiría a mis personajesCuando un escritor está en pleno desarrollo de un relato, y especialmente si es largo, es bueno que se pregunte si sus personajes se están comportando como auténticos personajes inolvidables o si, por el contrario, se están comportando como unos auténticos estúpidos por quienes el lector no va a sentir ni el más mínimo aprecio ni el más mínimo odio.

A continuación, una lista de cinco cosas que yo no les permitiría a mis personajes:

  1. Que llevaran a cabo acciones sin una justificación adecuada, por más que esa justificación no esté a la vista del lector en el momento de llevarla a cabo. Toda acción tiene que tener su justificación, nadie hace nada porque sí, para todo existe una razón. Incluso una razón estúpida es mejor que ninguna razón.
  2. Que hablaran con un vocabulario mezcla de un lenguaje académico exquisito y jerga poligonera, por poner solo un ejemplo. Cada personaje tiene su forma particular de hablar, pero por el bien de la narración y por el bien del lector, es mejor tender a cierta coherencia en el vocabulario utilizado por los personajes.
  3. Que sacaran de un bolsillo cosas que no metieron antes ahí. Si el personaje va a necesitar un determinado objeto, artículo, herramienta o lo que quiera que sea, es conveniente que tenga justificación y lógica que lo lleve encima cuando lo vaya a necesitar.
  4. Que cuando hablasen con otros personajes les dieran pelos y señales de lo que han hecho o de lo que van a hacer solo para que el lector se entere. Y desde luego nunca permitiría que el personaje oyente fuera alguien que, por su posición, ya conociera lo que se le dice, o que el personaje que habla no tuviera ninguna razón (ni siquiera una estúpida) para contárselo.
  5. Que se convirtiera en portavoz del lector, y no solo hablando por él, sino haciéndolo mediante afirmaciones inamovibles e innegociables, con las que el lector se quedaría fuera de juego y probablemente se viera obligado a cambiar de lectura.

Si tus personajes presentan alguno de estos rasgos, te recomiendo que revises a fondo los pasajes donde han metido la pata y tomes el mando de tu narración.
O, si lo prefieres, sigue uno de los talleres de personajes que imparto en la Escuela de Formación de Escritores.

Cinco cosas que no les permitiría a mis personajes

© Víctor J. Sanz