Muchos escritores no tienen la necesidad de plantearse sobre qué escribir, sino más bien cuándo escribirán todo lo que tienen pensado escribir.

Pero quienes se encuentran con el primer interrogante sienten una angustia vital que no saben cómo enfrentar. A veces es ver un papel en blanco y es echarse a temblar. A veces es inseguridad sobre el interés que pueda despertar una idea en los lectores. A veces es creer que no se tiene nada nuevo que decir.

La mayoría de las veces se trata, no de buscar un fin, sino un inicio.

Y para encontrar ese fin propongo estas

5 propuestas para cuando las musas te quieren, pero solo como amigo

  1. Un contexto. Elige un contexto, el que primero se te ocurra, y luego determina cuál sería la palabra más representativa. Por ejemplo, imaginemos una cafetería, y que su palabra más representativa bien pudiera ser «café». Ahora describamos una escena en la que evitemos esa palabra elegida. Tal vez no saques un relato de esto, pero es un ejercicio que te pondrá a escribir desde el primer momento. Tampoco pensabas escribir un relato cada día, así que…, al menos te habrá servido para no alejarte de la escritura.
  2. Una frase. Toma un libro, ábrelo por cualquier página. Lee una frase. Ahora convierte esa frase en la primera de tu relato. Incluso cuando lo que escribas a continuación vaya desconectando poco a poco de esa frase inicial, te habrá servido para escribir, que era de lo que se trataba. Ahora repite el ejercicio, pero haz que la frase elegida no sea la primera, sino la última de tu próximo relato. Las musas te quieren
  3. Un personaje. Elige un personaje. Da igual quien sea. Es igual si eliges al camarero que te trae un café o al policía que dirige el tráfico o al cirujano que te operó la semana pasada. Una vez que lo hayas elegido, sácalo de su contexto habitual y colócalo en otro totalmente distinto, donde se encuentre perdido por completo. Y ahora cuenta cómo se siente, qué hace y qué le ocurre.
  4. Una entrevista. Ve a un lugar con mucha gente. Elige a la persona que más llamativa te resulte por su forma de moverse, por su ropa, por su aspecto…, y, mentalmente, entrevístala. Averigua cómo se llama, a qué se dedica, qué ha hecho esta mañana, por qué llegó tarde anoche, de dónde venía, por qué traía unas manchas un poco raras en la camisa… Si haces las preguntas adecuadas, la persona que has elegido te habrá llevado hasta tu próximo relato.
  5. Una confesión. Imagina a un personaje estereotípico sin nombres ni apellidos: un futbolista famoso, el presidente de una multinacional, un conductor de fórmula uno, un pintor famoso, un cantante famoso, el presidente de tu comunidad de vecinos…, alguien a quien casi todo el mundo pueda imaginar. Ahora pon en boca de ese personaje una confesión de algo sorprendente viniendo de él. Imagínale una pierna ortopédica al futbolista, un analfabetismo galopante al presidente de la multinacional, un daltonismo de manual al pintor famoso, un doble al cantante famoso… Cuenta cómo tu personaje confiesa eso tan inconfesable que ya no puede guardar para sí durante más tiempo.

Si quieres una cita con las musas, te ofrezco dos alternativas:

  1. El libro «33 caminos de inspiración«, donde encontrarás y podrás recorrer, como dice el título, hasta 33 caminos para encontrar la inspiración.
  2. El taller «Inspiración y Escritura Creativa» donde encontrarás muchos más juegos creativos como estos y podremos  practicarlos.

5 propuestas para cuando las musas te quieren, pero solo como amigo.
© Víctor J. Sanz