El narrador es muchas veces, por desgracia, uno de los elementos de la novela en que menos reparan los autores noveles, y sin embargo es uno de los componentes más frágiles y quebradizos de toda historia. Es el encargado de contar bien la historia, y en el mejor orden posible, y con el lenguaje más apropiado, y destacando lo importante y no lo accesorio y prescindible…, y todo ello desde un segundo plano que no robe protagonismo a los personajes y a los hechos narrados.
Aquí van 5 cosas que no le permitiría a mi narrador:
- No le permitiría que hablase por mí. Él no es yo, él no es el autor de la narración, solo es su narrador. Esto no siempre resulta tan obvio para el autor novel, que ve en el narrador a su propio trasunto y, por si esto fuera poco, se ve en la obligación de poner en su boca todo lo que no se atreve a soltar por la suya misma, o todo aquello para lo que no ha encontrado mejor foro y audiencia. El lector no tiene por qué pagar esa deuda.
- No le permitiría que ocultase artificiosamente información importante al lector. Un lector engañado es un lector perdido para siempre.
- No le permitiría que se entretuviera en contar al lector las cosas más insignificantes que les ocurren a los personajes; a menos, claro está, que resulten trascendentales para la marcha de la historia o su comprensión por parte del lector.
- No le permitiría que se convirtiera en protagonista de la historia a menos que se trate de una narración en primera persona. Cualquier otro narrador tiene que tender a la invisibilidad.
- No le permitiría que diera explicaciones al lector de lo que acaba de narrar. Si se ve en la obligación de hacerlo es, casi con toda seguridad, porque no lo ha narrado bien; del mismo modo que si después de contar un chiste uno tuviera que explicarlo.
Si en alguna ocasión compruebas que tu narrador cae en una de estas situaciones, no lo dudes, despídelo fulminantemente.
Si te pasa muy a menudo, escríbeme, puedo ayudarte.
5 cosas que no le permitiría a mi narrador
© Víctor J. Sanz
Interesantes estas nuevas lecciones. Como siempre das en el clavo.
Hola, Pilar:
Eso se debe a la audiencia, que las hace interesantes 😉
Gracias por venir.
Completamente de acuerdo, Víctor. Antes de empezar a narrar, el escritor debe olvidarse de sí mismo, de su familia, de sus aficiones, de su trabajo… y meterse en la piel de quien va a contar la historia; ya sea la del personaje que cuenta en primera persona, ya sea la del narrador omnisciente. En todo caso, el escritor deja de ser él. Francesc Rovira Llacuna.
Hola, Francesc:
Muchas gracias por la visita y el comentario.
Saludos.
Muy buenos consejos Víctor.Analizare mis relatos a ver si cometo alguno de estos fallos.Abrazo.
Hola, Íñigo. Tú cometerás pocos fallos d estos, estoy seguro. Abrazo
De verdad, Víctor, parece que estás empeñado en que escribamos bien, así no hay quien empeore. Yo tengo predilección por contarle al lector las cosas más insignificantes y en inocular opinión por vía intravenosa, aunque también caigo en la tentación de ocultar información de vez en cuando…
Bien Víctor, claro y conciso.
Hola, Paco:
Pero es que tus narradores son a veces en primera persona y eso es distinto, claro.
Tus omniscientes no transmiten opinión, sino que enseñan la de otros, que es muy distinto y mucho mejor.
Y con lo de las cosas insignificantes me refiero precisamente a aquellas que no conducen a ninguna parte, en el caso de tus relatos, ellas son, precisamente la salsa de la narración, lo que le da sentido y profundidad, porque tus relatos son grandes apoyados en esas cosas pequeñas.
Así son las cosas y así las hemos contado, jajaja
Un placer contar con tu visita y tu apoyo constante.
Un abrazo.
Muy acertado.
Al narrador hay que mantenerlo a raya, ¡y que no se pase ni un pelo! 🙂
Saludos.
Buenos días, Lola:
Un placer contar con tu visita y tu comentario.
Saludos.
Que fácil aprender siempre de ti! Así da gusto 🙂
Hola, Carolina:
Muchas gracias por tu visita y por el piropo.
Así sí que da gusto. 😉
Saludos.
¿Es acaso un manual para convertirse en Miguel de Cervantes? Es que de verdad creo que la flexibilidad actual de los estilos hace que el punto 1 sea el único que deba cumplirse casi siempre.
Hola, Bruno:
Muchas gracias por tu visita y tu comentario.
Solo pretendo dar a conocer cómo trabajo yo y cómo enseño a escribir a mis alumnos.
Una cosa es la flexibilidad de estilos y otra, por ejemplo, engañar al lector ocultándole información.Y no digamos ya lo de entretenerse en explicar lo que acaba de narrar.
Pero en fin, cada uno tiene su forma de hacer, la que aquí expongo es la mía.
Muchas gracias por tu visita y por dar tu opinión.
Espero verte de nuevo por aquí.
Saludos.
Como siempre Víctor, aportando en cuotas lo que necesitamos saber y pulir.
Muchas gracias por compartir y por las enseñanzas.
Un gran saludo 🙂
Hola, Poli, qué alegría verte por aquí.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario.
Saludos.
No estoy de acuerdo. El primer punto se rompe en el caso de los narradores omnipresentes, que se ha destacado en grandes obras como ‘100 años de soledad’. El segundo, parece que busca llegar a lectores nuevos, pues todos deberíamos ser «lectores detectives»; nunca es bueno que te lo den todo en la boquita. El tercer punto (¡Vaya!) me parece correcto. El cuarto, sin embargo, puede ser aetilugio de un muu buen juego estilístico, algo así como lo que hizo Unamuno al ponerse a pelear con su protagonista. Y el quinto es una antítesis del segundo, pues si no da explicaciones es porque sabe que el lector puede distinguir lo que dice (desde una trampa de distracción hasta una intertextualidad para un lector avanzado). Perdón, pero pareciera que la publicación es para escribir Best Sellers, pero no como los de Miller o los autores del Boom, sino como los de ahora (en su mayoría de autores, de los que omitiré nombres), que se pueden clasificar, a pesar de la fama que tienen, como «literatura basura».
Hola, Oscar.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario.
1) Considero que en ningún caso el narrador debe ser el autor, para mí son cosas distintas. El autor es una persona y el narrador un personaje. Todo lo demás son autobiografías, ensayos, artículos periodísticos o confesiones.
2) Quizás no lo haya explicado bien, pero no puede ser que un narrador oculte de manera torpe e injustificada la información sensible y necesaria para conocer la historia. No estoy diciendo que la ofrezca al lector en todo momento y desde el principio, estoy diciendo que la esconda bien, sin artificios visibles o inconsistentes.
3) ¡Vaya!, gracias.
4) Este tampoco te lo he debido explicar bien. Cuando hablo de que no tiene que tomar el protagonismo me refiero a que no debe ser el elemento más visible de la narración. Flaubert decía que el narrador es como el agua, la mejor es la que no sabe, así, el mejor narrador es el que menos se deja ver. Esto no es limitativo de un juego de estilo como el que apuntas, pero como te puedes dar cuenta, la excepcionalidad del ejemplo que pones solo viene a confirmar esta cuarta regla que le impongo a mis narradores, que tú, con los tuyos, puedes hacer, naturalmente, lo que más te guste.
5)¡Vaya!, parece que este punto tampoco lo has entendido. No tiene nada que ver una cosa con otra. Una cosa es ocultar de manera torpe una información importante para el desarrollo de la historia y otra es explicar las cosas en lugar de mostrarlas y dejar que los personajes se den a conocer por sus actos. Cuando digo que no hay que dar explicaciones de lo narrado, es exactamente eso, que si hay que hacerlo es porque no está bien narrado. Si tienes que explicar un chiste, es porque no está bien contado.
Evidentemente, estas cosas que yo no le permito a mi narrador no tienes por qué aplicarlas en tus escritos. Son solo ideas sobre las que yo trabajo.
No pretendo enseñar a escribir ni Best Sellers, ni literatura de gran nivel, ni literatura basura, ni pretendo otra cosa que ayudar a quien quiera escribir, a buscar su propio estilo y su propia forma de hacer. Como habrás leído en el título, son cosas que yo no le permito hacer a mi narrador, no estoy diciendo que tú tengas que aplicarlas.
Ciertamente es algo subjetivo, gracias por tu comentario. Y muy buena cita, por cierto, la de Flaubert.
Gracias a ti por la deportividad.
Me gustaría que siguieras viniendo por aquí, creo que contar con una opinión crítica puede beneficiarnos mucho a ambos.
Saludos.
¡Saludos Victor!
Me parece un gran articulo, sin embargo, creo que tengo problema con el 5to punto. Digamos que escribo una escena de alguna batalla en el género de ciencia ficcion, y nombro algunos modelos, maniobras o tecnologías que no existen o no son muy conocidas ¿Es factible explicarlas en ese caso?
Hola, Yeltzin:
Muchas gracias por tu visita y tu comentario.
Las explicaciones a las que me refiero en el quinto punto son las que algunos autores hacen dando detalles de por qué los personajes han actuado de tal o cual manera. Esas otras explicaciones a las que te refieres, mientras no absorban el protagonismo de la narración, no las veo mal. En general, hay que explicar lo imprescindible para que el lector comprenda y disfrute la historia, pero nada más que lo imprescindible.
Saludos.
Buenaas…
No estoy de acuerdo en el punto número 4, o al menos no lo entiendo. Verás, cuando yo leía, con frecuencia sentía La Voz. La Voz que narra es el narrador desaparecido; simplemente alguien te toma de la mano y te lleva a través de la historia sin que tú seas completamente consciente de que están contándote una historia. Eso es genial. Pero un día, llegó a mis manos un libro de Terry Pratchett, y a través de los asteriscos, los paréntesis y un sinnúmero de recursos estilísticos, La Voz que narra, pasó a ser El Diálogo que narra. De repente, el narrador no desaparecía, sino que se mantenía a mi lado, apretando mi mano de vez en cuando, pidiendo mi opinión, riéndose conmigo cuando la situación lo merecía, y pasándome discretamente un pañuelo y estrechándome los hombros.
Un narrador que dice y opina, bien llevado, puede ser algo increíblemente estupendo, algo que le da una gran vida a la novela.
Hola, Dita:
Gracias por tu visita y tu comentario.
No conozco el caso concreto al que te refieres y no puedo opinar sobre ello, pero estoy seguro de que Pratchett no convertiría a un narrador omnisciente en protagonista a menos que tuviera un buen motivo para ello.
Generalmente, la narrativa debe constituir una propuesta de viaje y descubrimiento para el lector y, generalmente, no suele gustar que te lo den todo hecho y masticado o, dicho de otra manera, si ya conoces el veredicto, ¿para qué tragarte todo el juicio?
Por favor, dame referencia de ese caso que mencionas y lo leeré encantado para comentarlo en otra ocasión.
Saludos y gracias por participar.
Hola,
Respecto al comentario de Dita, creo que te serviría como ejemplo cualquier libro de Terry Pratchett. Aunque no escogería el primero. Mort, Pirómides, Dinero a mansalva, Mascarada etc.
Aunque yo no lo interpreto como que el narrador se haya convertido en protagonista. Simplemente tiene una voz única con un humor muy rebuscado que al autor le sale natural. Una voz que no se digiere bien de primeras pero que después te cautiva. No he leído jamás a otro autor que haya hecho que llore de la risa (literal) con temas como la muerte, ni con ningún otro en general. De carcajada y pañuelo.