Escribir sobre lo que se sabe >>

Escribir sobre lo que se sabeSe suele decir que un escritor tiene que escribir sobre lo que sabe. Se suele decir pero no se suele entender correctamente esta expresión. Incluso se han llegado a decir verdaderas barbaridades al respecto, como por ejemplo que, si eso es así, nunca se podrían escribir relatos de fantasía, de ciencia ficción o, en general de cualquier género que requiera grandes dosis de imaginación.

Esto viene a demostrar que la expresión escribir sobre lo que se sabe no ha sido comprendida en toda su sencillez. Porque estamos ante una idea bien sencilla. El sentido más probable de esta frase quizás sea el de que un escritor solo puede, solo tiene acceso, a escribir sobre lo que sabe. Un escritor se ve frenado a las primeras de cambio cuando se lanza a escribir sobre algo que no conoce; la falta de detalles le delata en seguida, le hace entrar en un terreno resbaladizo que le impide seguir adelante.

Incluso cuando se trabaja en géneros como los mencionados de fantasía o ciencia ficción, el escritor está escribiendo sobre lo que sabe, que no es otra cosa que las personas, de eso es de lo que sabe y de eso es de lo que escribe. Pues ¿de qué otra cosa se escribe, sino de personas, cuando se narra una historia protagonizada por personas o seres asimilables, esto es, con una personalidad concreta?

Los personajes de cualquiera de los géneros mencionados no son sino simples vehículos, representaciones, portadores de rasgos humanos; y las relaciones entre ellos no son sino una representación de las relaciones entre humanos, y más concretamente entre los humanos contemporáneos al autor.

Incluso cuando hablamos de relatos ambientados en una una época histórica muy anterior, incluso cuando los personajes pudieran no ser trasuntos fácilmente identificables de los contemporáneos del autor, en cualquier caso estos siempre serán interpretados y juzgados según los arquetipos de esos contemporáneos, que es de lo que el autor sabe y de lo que el autor escribe.

Toda narración constituye, o debería constituir, un testimonio que el autor deja de su interpretación del mundo y de sus contemporáneos mediante la representación de sucesivas escenas ambientadas en mundos conocidos o no, pero que conforman un conjunto de valores sobre los que el escritor sabe y sobre los que además tiene algo que decir.

Conviene hacerse esta pregunta: ¿De qué escribe Tolkien en El señor de los anillos si no es de la condición humana interpretada desde los valores de su tiempo y proyectados y representados en un mundo fantástico?, ¿de qué escribe Orwell en 1984 si no es de los valores humanos que amenazan a sus contemporáneos con el totalitarismo? Ambos autores escriben sobre lo que saben, lo que los distingue es cómo lo cuentan y cómo lo ambientan en mundos inexistentes, sí, pero que a fuerza de ser visitados y definidos por su imaginación, conocen a la perfección.

Cada vez que oigo decir que un escritor debe escribir sobre lo que sabe pienso, ¿de qué otra cosa, sino de lo que sabe, iba a escribir un escritor?

© Víctor J. Sanz