Aviso importante

Si te preocupa el rumbo que, como especie, llevamos; si te parece que vamos directos y a toda velocidad hacia el precipicio; si crees que el mundo está mal repartido y que solo un puñado de personas controlan la vida del resto aunque ni siquiera seamos plenamente conscientes de ello…, Diamante y Dragón es una historia pensada para ti.

Si crees que el mundo tiene una posibilidad de cambiar, si crees que el mundo puede ser algún día de todos y no solo de unos pocos, si crees que el destino no existe o que si existe podemos cambiarlo, esta historia es para ti.

EL MUNDO DE DIAMANTE Y DRAGÓN

A finales del siglo XXI el mundo ha quedado divido en dos. Dos corporaciones gigantes controlan la economía global y la geopolítica: el Diamante y el Dragón; occidente y oriente. Todo se centra ahora en los símbolos que los representan, un diamante y un dragón.

A lo largo del siglo y como resultado de complejas operaciones económicas, adquisiciones y fusiones, la actividad económica de todo el mundo ha quedado bajo una de las dos enseñas omnipresentes en la vida de todo ciudadano.

Conceptos como país o Estado han quedado inútiles para definir las relaciones entre las personas de distintos orígenes. La ONU vive sus últimos momentos y los últimos países libres en el mundo están a punto de capitular ante uno de los dos gigantes.

El Diamante

Sede central del Diamante

La Corporación Diamante controla los territorios conocidos anteriormente como Occidente, Australia, algunos países de Latinoamérica, de África y de Oriente Medio, y unos pocos enclaves estratégicos en el sudeste asiático.

Desde hace dos generaciones, a la cabeza del imperio se encuentra la familia Stautton. Su actual dirigente, Peter Stautton, conocido también como el Diamante, rige con mano de hierro la vida de todos los súbditos de la corporación.

El sistema económico en esta parte del mundo, el capitalismo despiadado, ha dado lugar a que una reducida minoría de personas, apenas unas pocas familias, controle el 90 % de la riqueza del Diamante.

El resto de la población, con notables diferencias entre regiones y aun entre barrios de la propia capital, Ciudad Diamante, vive como puede, con escasísimos recursos y siempre bajo la vigilancia del poder.

Peter Stautton, el Diamante

Peter Stautton, el Diamante en «Diamante y Dragón»

El Dragón

Sede central del Dragón

La Corporación Dragón controla, además de la antigua China, los territorios que un día pertenecieron a Rusia, Japón, Corea, prácticamente todo el sudeste asiático, parte de la India, de Oriente Medio y de África, además de algunos países de Latinoamérica.

La familia al frente del Dragón dirige imperio oriental desde hace más de cien años. Su actual dirigente, Jiang Xi, conocido también como el Dragón, rige con mano de hierro la vida de todos los súbditos de la corporación.

El sistema económico en esta parte del mundo, el capitalismo despiadado de Estado, ha dado lugar a que una reducida minoría de personas, apenas unas pocas familias, controle el 90 % de la riqueza del Dragón.

El resto de la población, con notables diferencias entre regiones y aun entre barrios de la propia capital, Ciudad Dragón, vive como puede, generalmente, con escasísimos recursos y siempre bajo la vigilancia del poder.

Jiang Xi, el Dragón

Pero ¿cómo es la vida real en el mundo a finales del siglo XXI?

Más allá del discurso oficial, la población no tiene apenas libertad y no tiene recursos con los que vivir dignamente.

La mayoría de la población bajo control del Diamante vive bajo el umbral de la pobreza.

Cada año, la élite en el poder modifica la forma de determinar el umbral de la pobreza y se vanagloria de que cada año saca de la pobreza a miles de ciudadanos.

La mayoría tiene un trabajo esclavo. Los ciudadanos del Diamante, especialmente los que sobreviven en Ciudad Diamante, se ven obligados a aceptar trabajos que ni los robots quieren.

Muchos ciudadanos viven cerca, o incluso dentro, de las instalaciones en las que trabajan. Las medidas de seguridad en el trabajo son una ilusión, la higiene y las condiciones son deplorables, pero es el mejor trabajo esclavo al que se puede aspirar en Ciudad Diamante.

La élite habla del brillo del Diamante, pero el brillo del Diamante solo sirve para ocultar la realidad en la que viven, en la que sobreviven, miles y miles de ciudadanos.

La única fuente de información de que dispone el ciudadano del Diamante es el propio Diamante. Solo existe una realidad en el Diamante, pero no se parece en nada a la realidad que viven los ciudadanos.

La élite habla de libertad, pero a la Corporación Diamante solo le importa su libertad, se le llena la boca con la palabra libertad.

Todo se hace por la sagrada libertad, pero solo unos pocos llegan a conocer su verdadero significado.

La libertad de unos pocos la costea la esclavitud de la mayoría.

El lema oficial es «Servir y proteger», pero se trata de un lema que contiene un engaño a la vista de todos.

La policía tiene la misión de servir y proteger, sí, pero servir y proteger los intereses de la élite que paga sus generosos salarios gracias a los exiguos salarios de la mayoría.
Servir y proteger para mayor gloria del Diamante.

Solo hay un hombre…

Solo hay un hombre que puede acabar con la situación que acaba con la mayoría de la población.

Él conoce algunos secretos del Diamante que pueden hacer temblar sus cimientos.

Es un proscrito y las autoridades lo buscan sin descanso desde hace décadas.

Se le considera el terrorista más sanguinario y más buscado de la historia. También se le considera capaz de cualquier cosa por desestabilizar el sistema estalecido.

Winston Smith