¿Qué cosa te sirve de inspiración?

Seguramente a cada cuál le sirve de inspiración una cosa distinta, o un conjunto distinto de cosas distintas.
Tal vez un música o un tipo de música; tal vez la observación detallada de una obra de arte; tal vez la lectura apasionada de un libro (incluso del libro más aburrido jamás publicado que también fue parido con un objetivo sublime aunque probablemente no alcanzado); tal vez hablamos de un paisaje, de un paisaje sonoro y visual, una puesta de sol sobre el mar con un suave oleaje, o un amanecer empapado de trinos y gorjeos.
Tal vez un objeto del pasado imantado de vivencias que te pone los recuerdos de punta. Tal vez esa prenda de tu infancia en la que todavía sigue viviendo de alguna manera el niño que fuiste.
Tal vez esa fragancia de la que perdiste nombre y razón, pero que se ancló un buen día en tus recuerdos, en tu piel, en un roce. Tal vez una palabra o una frase que podría titular toda época pasada de tu vida. Un rostro desconocido que te resulta inquietantemente familiar.

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Tal vez, después de todo, la inspiración quizás habite en la punta del bolígrafo ante la inmensidad del folio en blanco, o en las teclas de una máquina de escribir o de un ordenador ante el desierto en blanco de un documento virgen.
Entre otras muchas cosas, a mí me sirve de inspiración hacer cada día algo que nunca antes había hecho. Por ejemplo, recorrer una calle que nunca había recorrido, incluso recorrer una calle habitual, pero en el sentido inverso al habitual. Por ejemplo, mirar un edificio desde un punto de vista especial, desde un ángulo casi imposible. Cada nueva vista de la misma realidad puede situarte en el camino de la inspiración. Porque escribir es contar la vida con otros ojos. Si la realidad no cambia, cambia tu forma de mirarla, cambiará tu forma de contarla. Busca tu inspiración.

¿Qué cosa te sirve de inspiración?
Víctor J. Sanz