No cabe duda de que para la creación literaria son necesarios unos cuantos dones y uno de los más difíciles de poseer y de mantener es el don de la tenacidad. La tenacidad en el escritor ha de ser legendaria, como lo son las historias que, en ocasiones, se persiguen. Esa tenacidad del escritor ha de permitirle enfrentarse a una Nessie que se desdibuja con cada cresta de agua del lago, a un Big Foot que se oculta tras el árbol más delgado del bosque, o a una nave extraterrestre que nunca se espera a que llegue otro testigo de que la vimos.
Para algunos escritores famosos la tenacidad del escritor es su mejor arma contra sus fantasmas
Para Faulkner: «El artista sigue trabajando sin descanso y volviendo a recomenzar: y cada vez cree que logrará su fin, que integrará su obra. No lo logrará, como es natural; y de ahí la razón de que este estado de ánimo sea fecundo. Si alguna vez lo consiguiera, si su obra llegara a poder equipararse con la imagen que de ella se hizo, con su sueño, sólo le restaría precipitarse desde el pináculo de esa perfección definitiva, y suicidarse.»
La tenacidad en el escritor, en ocasiones, debe superar los límites que el propio escritor le puso en su imaginación. ¿Cuándo puede decir un escritor rendirse ante un proyecto que se resiste?, ¿Cómo sin conocer sus límites?, ¿Desde cuando un explorador amazónico vuelve sobre sus pasos ante la inmensidad de la selva? No, la tenacidad ha de estar presente siempre y sin límites, como un acto de fe en las propias posibilidades, en las propias fuerzas.
Dice Camus: «La creación es la más eficaz de todas las escuelas de paciencia y lucidez. Es también el testimonio transformador de la única dignidad del hombre: la rebelión tenaz contra su condición, la perseverancia en un esfuerzo considerado estéril. Exige un esfuerzo cotidiano, el dominio de sí mismo, la apreciación exacta de los límites de lo verdadero, la mesura y la fuerza. Constituye una ascesis. Todo eso «para nada», para repetir y patalear. Pero quizá la gran obra de arte tiene menos importancia en sí misma que en la prueba que exige a un hombre y la ocasión que le proporciona de vencer a sus fantasmas y de acercarse un poco más a la realidad desnuda».
Con base en su tenacidad, el escritor no debe tener límites ni temer dificultades; el título de escritor lo consigue uno en lo más alto de esa empinada montaña que es escribir, al otro lado de ese desierto árido, áspero e inhóspito que es la escritura. Incluso, puede que tal título no exista ni deba existir. Pero sin la tenacidad adecuada nunca lo sabremos.
El destino de un escritor es el camino de las letras que recorre; y cada texto que escriba debe confirmárselo. Podemos concluir que, la tenacidad para un escritor es una forma de vida.
La tenacidad del escritor
Víctor J . Sanz
Yo lo llamo perseverancia, y me dirás que no es lo mismo que la tenacidad. Llevas razón, pero se le parece mucho.Las dos buscan en el esfuerzo diario su consecución. Para mí, es el alma del escritor, sin ella no hay nada.
La tenacidad es, efectivamente, el alma del escritor, sin ella no es nadie.
Gracias por tu visita, Javier.
Como en todas las artes, el camino es difícil y arduo. No siempre es entendido. El escritor necesita de esa tenacidad para continuar su obra y no cesar hasta ver la «forma» que tiene su trabajo final.
Contra viento y marea, contra soledades e incompresiones, contra enemigos y tensiones…, contra todo… escribir, escribir y escribir.
Un abrazo Nicolasa.
¡¡Qué difícil es mantener despierta esa tenacidad!! Cuantas veces flaqueas, cuantas caes en el hastío, en la rendición más tremenda. Cierto que al escritor le mantiene la fuerza de voluntad, la tenacidad y la inspiración, pero cuando esta última falla, el resto se resiente. Estupendo post, lo he de llevar junto a mí en mi libreta de apuntes para releerlo de vez en cuando. Gracias por compartirlo. Un afectuoso saludo.
Abiai, muchas gracias por tu visita y por tu comentario.
Si nos abandonan otras cosas podríamos avanzar, cojeando tal vez, pero sin tenacidad no podríamos dar un paso detrás de otro.
Vuelve pronto, Abiai.
Gracias a ti por abrir esta puertecita, una gran ayuda. Por aquí me verás en otras ocasiones, eso seguro, aunque sea «cojeando».
Te agradezco tus mensajes. En mi opinión muy personal, no basta con ser creativo, ni dar rienda suelta a la imaginación cuando se escribe. Buscamos la perfección de nuestra propia creación y por eso, nunca dejamos de escribir y de reescribir lo que ya hicimos. Yo sigo reescribiendo una y mil veces más lo que ya incluso publiqué. Sin descanso, siempre trabajando para que a mi entender, mi obra encuentre al fin la perfección misma.
Cordiales y fraternales saludos desde Montreal, Canadá.
Rony, agradezco enormemente tu visita y tu aportación, muy interesante, por cierto.
No eres el único afectado por esa manía de perfeccionar cada texto, incluso los ya publicados, te entiendo perfectamente, y yo tampoco puedo evitar hacerlo…
Saludos fraternales desde el Mediterráneo. Meilleurs salutations à la belle ville de Montrèal!