Formalmente, la acción narrativa está formada por todos los acontecimientos y situaciones que componen una historia. O, si lo prefieren, por el conjunto de actuaciones, movimientos y acciones que necesita el desarrollo de la historia. Resumiendo, toda acción es un cambio.

La acción en narrativaToda acción supone un cambio, un cambio necesario. Cada cambio es una vuelta más del motor que mueve la máquina que es la historia. Cada cambio es un peldaño más que se sube en busca del siguiente peldaño y, en último extremo, en busca del final de la historia. Cada acción opera sobre la trama, pero también sobre los personajes. Provocando incluso que cambiemos la opinión o la percepción que nos vamos formando sobre ellos.

El uso que el autor hace de las acciones en su narración marcará el ritmo y, por lo tanto el interés que consiga generar en el lector. Si se planifican adecuadamente, si se salpican con armonía durante la narración, el autor podrá mantener atrapado al lector en la historia narrada, haciéndole formar parte de ella y sin cuya participación, su existencia misma no tendría sentido.

Cuando un autor trabaja las acciones de su narración siempre tiene muy presentes las respuestas a las preguntas sobre quién hace qué, o por qué lo hace. Esto le permitirá anticiparse a las reacciones de los demás personajes, a los cambios que cada uno de ellos está expuesto a sufrir en razón a esa acción/cambio. Resulta, por lo tanto, de vital importancia para el desarrollo posterior.

La acción narrativa es es el verdadero motor ya que produce cambios en todos sus niveles y actúa como eje del ritmo narrativo de cuanto sucede

En cuanto a los tiempos de las acciones, es obligado para el autor determinar en qué tiempo verbal va a narrar su acción. Si en presente obtendrá resultados más vívidos, más inmediatos, más cercanos al lector que podrán transmitirle incluso la idea de que podría llegar a intervenir para que un protagonista no se suicide, por ejemplo. Si en pasado ofrecerá al lector un menú frío de hechos absolutos, invariables, que desvelarán una huella más profunda en el personaje y que dejarán otra igual de profunda en la percepción que el lector tenga del personaje.

La única técnica conocida para alcanzar momentos intensos en una narración: alternar acciones (momentos cumbre) con descripciones, viajes interiores… (momentos valle). Las cumbres no parecen tan altas si llegamos a ellas desde otras cumbres similares. Solo se gana en intensidad en la acción si el lector recorre un duro camino desde un valle hasta la cima, hasta el culmen, hasta el clímax de tensión. Los momentos más intensos lo son comparados con otros que no lo son tanto o no lo son en absoluto.

La acción narrativa

Víctor J. Sanz